La luz artificial nocturna debilita defensas de algas costeras y cambia su relación con herbívoros, según revela estudio nacional

La luz artificial nocturna debilita defensas de algas costeras y cambia su relación con herbívoros, según revela estudio nacional
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schedule Viernes 28 de Noviembre

Un nuevo estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Andrés Bello (UNAB) demostró que la contaminación lumínica reduce los compuestos defensivos de un alga intermareal y cambia su interacción con un herbívoro clave. Se trata de un hallazgo liderado por la estudiante del Doctorado en Medicina de la Conservación de UNAB, Roddy Jara, y publicado en la revista Proceedings of the Royal Society.

El crecimiento urbano ha provocado que la contaminación lumínica sea un fenómeno en expansión. Aunque suele considerarse un problema principalmente astronómico, las zonas costeras también se ven afectadas. Un nuevo estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Andrés Bello (UNAB) demostró que la contaminación lumínica también afecta procesos biológicos fundamentales, desde la producción de compuestos químicos hasta las relaciones entre especies.

El hallazgo abre una ventana inédita en los efectos de la luz artificial nocturna. El estudio evaluó los efectos directos de la iluminación proveniente del alumbrado público, viviendas y señalética en el borde costero, sobre la luga cuchara (Mazzaella laminarioides), un alga intermareal distribuida por la costa chilena. Concretamente, la exposición a luz artificial reduce significativamente la concentración de compuestos secundarios (fenoles totales) que funcionan como defensas naturales del alga frente al consumo por herbívoros. 

Impacto en el ecosistema 

Los experimentos, realizados en el Laboratorio BajaMar, dirigido por el investigador José Pulgar, y en colaboración con el Laboratorio de Fitopatología Molecular del Centro de Biotecnología Vegetal UNAB, dejaron ver que la disminución en los mecanismos defensivos tiene un efecto inmediato: el caracol negro (Tegula atra), un herbívoro común en ecosistemas de mareas, prefiere y consume en mayor cantidad las algas sometidas a contaminación lumínica. “Es decir, la contaminación lumínica no solo afecta directamente al alga, sino que también es capaz de cambiar la interacción entre los organismos del intermareal”, explicó la investigadora Roddy Jara a Noticias UNAB.

La luz, entendida usualmente como un símbolo de seguridad y desarrollo, puede ser para otros organismos una interferencia profunda en su forma de vivir. Interiorizar esto es, precisamente, el primer paso para proteger los ecosistemas que compartimos. El estudio “evalúa cómo un estresor, como la luz artificial, puede impactar directamente la capacidad de organismos fotosintéticos como las algas para producir componentes de defensa como los fenoles e indirectamente impactar la relación herbívoro-alga. Esto es [un estudio de] frontera, sin duda alguna”, explicó el investigador José Pulgar a Noticias UNAB

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