Universidad de Antofagasta publica el primer mapa lumínico comunal de Chile

A través de la toma de imágenes aéreas nocturnas con un drone facilitado por la Fundación Cielos de Chile, un equipo de investigadores de la universidad identificó puntos de contaminación lumínica en la ciudad de Antofagasta.

Un equipo del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, conformado por Eduardo Unda-Sanzana, Christian Adam, Nicolás Mac-Lean y Juan Pablo Colque, presentó el primer mapa lumínico de la ciudad. El estudio muestra cómo está iluminada la ciudad y presenta una metodología que puede ser replicada en otras comunas del país.

El mapa fue elaborado en base a 416 tomas individuales hechas a lo largo del borde costero de Antofagasta, utilizando un dron facilitado por la Fundación Cielos de Chile. De acuerdo a Eduardo Unda-Sanzana, director del Centro de Astronomía UA, el objetivo del proyecto era generar una herramienta para poder optimizar las fiscalizaciones de fuentes lumínicas contaminantes.

De acuerdo al experto, la tecnología dron resultó ser más eficiente que otras metodologías, al volver el trabajo menos laborioso y más preciso. “Queríamos hacer algo que, en una escala relativamente corta de tiempo, nos permitiera generar una representación de la ciudad completa y que esto se pudiera, con los recursos necesarios, empezar a repetir de manera más sistemática en el futuro y pudieras ver cómo la situación va evolucionando”, explicó Eduardo.

Tres hallazgos clave: nuevas fuentes contaminantes, mayor presencia de luces fría a lo largo de la costa e iluminación diferenciada por zona

El estudio presenta tres hallazgos clave respecto a la contaminación lumínica y el uso de luminaria exterior en la comuna. Uno de ellos es que una importante cantidad de canchas de pádel y canchas deportivas de establecimientos educacionales, utilizan luminarias con mayor presencia de luz azul que se mantienen encendidas durante la noche. Como consignan los autores en el estudio, estos espacios “funcionan como grandes reflectores contaminantes” de la ciudad.

Por otra parte, un elemento sorpresivo fue constatar la presencia significativa de luces frías en la zona costera, lo que levanta la alarma respecto a los efectos negativos que tiene este tipo de iluminación para los ecosistemas marinos, especialmente en las aves costeras. Para Eduardo, esto podría estar relacionado a que se utiliza una iluminación más recreativa en la costanera y también por algunas instalaciones industriales.

Asimismo, observaron que el color de las luces en la ciudad no es homogéneo y las luces más frías se concentran más al norte de la comuna. Ante este hallazgo, la investigación menciona la existencia de “segregación lumínica”, concepto proveniente de la academia norteamericana, donde los barrios de clase social más baja presentan luminarias con un mayor índice de contaminación lumínica, en comparación a los barrios altos de una ciudad.

“Nos preguntamos si no podría estar ocurriendo algo similar acá en Chile y, en particular, en nuestra ciudad. Y, efectivamente, empezamos a ver rápidamente que el tipo de iluminación es significativamente diferente”, apuntó Eduardo. Añade que esto se podría explicar por el desarrollo de obras nuevas que utilizan luces más frías para ofrecer una mayor sensación de seguridad, proyectos de espacios públicos que también utilizan luces frías y que estas luminarias tienden a ser más económicas.

Una nueva herramienta para la fiscalización de la nueva normativa lumínica

Eduardo Unda-Sanzana apunta a que el trabajo realizado junto al Centro de Astronomía presenta los lineamientos iniciales para poder replicar este proyecto en otras comunas de Chile. Además, evidencian los efectos positivos de preferir utilizar tecnología como los drones para poder fiscalizar de manera más eficaz las luminarias exteriores de una ciudad.

A meses de que comience a regir la Nueva Norma Lumínica en octubre de 2024, este experimento, asegura Eduardo, también sirve como insumo para los fiscalizadores, que sabrán qué tipo de establecimientos y en qué áreas prestar más atención.

“Se trata de poder tener una metodología que permita que las autoridades puedan identificar rápidamente cuáles son los focos donde conviene prestar más atención, ya sea porque coincide con denuncias recurrentes o bien para abrir líneas de diálogo con los responsables de algunas fuentes principales de contaminación lumínica”, finalizó.

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