El aporte de Chile a la astronomía mundial

Columna publicada en El Mostrador

Cada marzo, junto al equinoccio de otoño en el hemisferio sur, se celebra en Chile el Día Nacional de la Astronomía. Esta fecha ha sido elegida por la comunidad científica como el momento para celebrar la contribución de nuestro país a esta ciencia.

El aporte de Chile a la astronomía mundial no es menor y es actualmente reconocido como un polo astronómico a nivel mundial, gracias a la calidad de sus cielos oscuros. Chile cuenta con más de una decena de instalaciones astronómicas de reconocidas organizaciones científicas internacionales y esperamos que en los próximos años entren en funcionamiento dos megaproyectos de gran relevancia para la astronomía mundial: el Telescopio Extremadamente Grande del Observatorio Europeo Austral (ESO), el Observatorio Vera C. Rubin de la Association of Universities for Research in Astronomy (AURA), y también estamos expectantes a la construcción del Telescopio Gigante de Magallanes.

Con estos megaproyectos, Chile consolidará su liderazgo internacional en materia de astronomía. Se estima que a comienzos de la próxima década, nuestro país albergue el 70% de la capacidad astronómica a nivel mundial. Esta importante cifra se manifiesta en los importantes montos de inversión extranjera que significa la construcción y funcionamiento de estas grandes estructuras, en el crecimiento de la comunidad astronómica nacional, y en el desarrollo productivo de los territorios aledaños a través de actividades asociadas como el astroturismo, el cual se espera pase de 262 mil a 750 mil turistas para 2030.

Estos grandes avances a nivel país también presentan importantes desafíos, siendo el principal de ellos frenar el avance de la contaminación lumínica que amenaza la calidad de nuestros cielos. La contaminación lumínica es la intromisión de luz artificial que afecta el brillo natural del cielo. Se debe recordar siempre que la preservación de los cielos oscuros es una condición habilitante para el desarrollo astronómico.

La tasa de aumento de la contaminación lumínica crece de manera acelerada. Un estudio publicado en agosto de 2023 en la revista Science reportó que entre 2011 y 2022 el brillo del cielo nocturno en nuestro planeta aumentó un 9.6% por año, más del triple que el aumento de emisiones de CO2 para el mismo periodo.

Afortunadamente, Chile ha tomado medidas concretas para abordar esta problemática. En octubre de este año entrará en vigencia la Nueva Norma Lumínica, la cual tiene como principal objetivo controlar las emisiones provenientes del alumbrado exterior para prevenir la contaminación lumínica.  La aplicación de la norma establece plazos diferenciados según el tipo de alumbrado y la zona geográfica del país, en consideración si son luminarias nuevas o su recambio. No obstante, nuestro llamado es a ver la aplicación de esta nueva norma como una oportunidad para promover una iluminación sustentable desde ya, que permita a las personas desarrollar sus actividades en armonía con el cuidado de su propia salud y del medio ambiente.

La posibilidad de contar con sistemas de iluminación sustentable debe ir de la mano con conductas individuales y colectivas del buen uso de la luz, recordando estos tres simples principios: ir dirigida hacia abajo; controlando la intensidad, y no más brillante de lo necesario.

Nuestro llamado es a informarnos sobre esta normativa y contribuir a una iluminación consciente. Los cielos oscuros son un patrimonio de nuestro país y del mundo. Cuidarlos no es solo un deber de astrónomas y astrónomos, sino de todos a quienes nos maravilla sentirnos parte del universo en la inmensidad de los cielos estrellados.

 

Daniela González

Directora ejecutiva Fundación Cielos de Chile

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